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El cometa interestelar 3I/ATLAS sumó otro misterio mientras se acerca a la Tierra

El objeto proveniente de otro sistema solar mostró un inusual brillo pulsante y una tonalidad verdosa tras su paso cerca del Sol.

El cometa interestelar 3I/ATLAS sumó otro misterio mientras se acerca a la Tierra

El objeto proveniente de otro sistema solar mostró un inusual brillo pulsante y una tonalidad verdosa tras su paso cerca del Sol.

El cometa interestelar 3I/ATLAS volvió a captar la atención de la comunidad científica en los últimos días, cuando se aproxima al punto más cercano que alcanzará respecto a la Tierra. El fenómeno no pasó desapercibido: los astrónomos detectaron variaciones periódicas en su brillo y un llamativo cambio de color en su coma, que comenzó a verse más verde y luminosa.

Catalogado también como C/2025 N1, 3I/ATLAS fue apenas el tercer objeto interestelar confirmado que ingresó al sistema solar, después de ‘Oumuamua y 2I/Borisov. Su órbita hiperbólica dejó en claro que se trató de un visitante de paso: llegó desde fuera, se aproximó al Sol y, tras este recorrido, se alejará definitivamente sin regresar.

El cometa fue descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema ATLAS en Chile, un programa financiado por la NASA para detectar cuerpos potencialmente peligrosos. A diferencia de otros objetos interestelares difíciles de estudiar, 3I/ATLAS se comportó como un cometa clásico, con un núcleo de hielo que, al calentarse, liberó gas y polvo formando una coma visible.

Tras alcanzar su perihelio a fines de octubre, a unos 150 millones de kilómetros del Sol, el cometa inició el tramo en el que se producirá su máxima aproximación a la Tierra, registrada el 19 de diciembre de 2025. En ese momento, se ubicó a unos 270 millones de kilómetros, una distancia segura y sin riesgo de impacto, aunque suficiente para permitir observaciones astronómicas con telescopios y prismáticos de gran potencia.

Uno de los aspectos que más intrigó a los científicos fue el llamado “latido cósmico” del cometa. Su brillo aumentó y disminuyó de manera regular cada 16 horas, con variaciones significativas. Los estudios indicaron que el núcleo aportó menos del 1% de la luz total, por lo que los cambios no se explicaron solo por la rotación del cometa, sino por procesos activos en la nube de gas y polvo que lo rodeó.

En paralelo, las imágenes más recientes revelaron otro detalle llamativo: la cola comenzó a adquirir un tono verdoso. Observaciones realizadas con el telescopio Gemini North, en Hawái, mostraron que ese color no estaba presente en los primeros registros del año y apareció luego del paso cercano al Sol.

La explicación estuvo en la química. El calentamiento liberó nuevas moléculas atrapadas en el hielo del núcleo, entre ellas, el carbono diatómico, una sustancia altamente reactiva que emite luz verde cuando es excitada por la radiación solar. En términos simples, el cometa no se “pintó” de verde: mostró su química. Y esa química pertenece a un entorno formado alrededor de otra estrella, muy lejos del sistema solar.

Mientras 3I/ATLAS se aleja definitivamente, deja algo más que una curiosidad astronómica. Durante unas semanas, permitió observar cómo reacciona, se activa y se transforma materia nacida en otro rincón de la galaxia, como si el espacio profundo hubiera pasado fugazmente frente a la Tierra.

Fuente: El Sol

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